martes, 18 de mayo de 2010

Lost in translation (Canciones que perdieron algo en el camino)


Traducir es un arte poco comprendido que consiste en volcar a otro idioma el sentido de un texto sin traicionar el espíritu del autor original. Dependiendo de como se haga este trasvase el texto traducido puede darnos una obra maravillosa que eleve los sentidos y no nos haga percibir que estamos leyendo realmente una traducción o si se hace de una forma mecánica o simplemente incorrecta puede tener efectos devastadores en el lector que puede llegar a pensar que el autor original es indigerible cuando realmente lo único indigerible es el modo en que se ha traducido su obra.

En el mundo del pop, al igual que como ocurre en otras artes, ha habido buenas y malas traducciones, incluso traducciones totalmente absurdas. Tomemos por ejemplo el primer número 1 de los Beatles “Please Please me” que en algunos países de Sudamérica se tradujo como “Por favor, por favor yo” cuando realmente debería haberse traducido como “Por favor compláceme”.

Probablemente el traductor desconocía el doble uso del término “please” en inglés o, quien sabe, quizá fue uno de los primeros trabajos del fundador de la academia de idiomas Opening.

También otro ejemplo que clama al cielo es la canción “New york mining disaster” de los Bee Gees que en un recopilatorio de sus éxitos publicado en nuestro país en lugar de traducirse como “El desastre minero de Nueva York” se tradujo como ¡“Nueva York significa desastre”!

A continuación os presentó algunos patinazos lingüísticos en el mundo de la música en los que no es que la traducción no fuera correcta desde el punto de vista estilístico sino que no tiene nada que ver con el texto original.

Es cierto que a veces es difícil captar la misma métrica de un idioma a otro y por eso se hacen adaptaciones en las que las letras difieren bastante de lo que se decía en la canción original pero es que en los casos que mostraré a continuación la adaptación o más bien la “deconstrucción” del tema original llega a extremos hilarantes.

Así que, sin más preámbulos, veamos algunos ejemplos de canciones que se perdieron irremediablemente en la traducción.

Keith – 98.6




Keith fue un cantante americano que en el verano de 1966 obtuvo un gran éxito con esta canción que siempre que se ha traducido al castellano ha tenido algunos encontronazos o bien con las reglas gramaticales o bien con las reglas de la más pura lógica.

El curioso título de 98.6 que tiene la canción original alude a la temperatura normal en grados Fareinheit del cuerpo humano (el equivalente a 37,0 ºC) cualquier oscilación hacia arriba o hacia abajo de varios grados sobre este baremo supondría el aviso de que algo no va bien y tendríamos que acudir al doctor.

De modo que lo que Keith nos dice en esta canción, aunque de una forma un poco rebuscada, es que el amor que le ha dado su chica es la medicina que le ha salvado, por eso ahora se siente sano y feliz ya que su temperatura corporal es la adecuada.

Los Ángeles – 98.6




Cuando al año siguiente los Ángeles hicieron la versión en español de este tema pasaron por alto que en inglés el punto se traduce como una coma así que en lugar de cantar 98,6 se ciñeron a la cifra original y cantaron 98.6.

Quizá al hacer la versión en castellano desconocían el significado del titulo original por eso la versión española es un poco críptica ya que los Ángeles nos dicen que “98.6 es lo que falta ya, 98.6 tan solo para estar de nuevo” Y el resto lo dejaban a la imaginación del oyente.

¿Qué es lo que faltaba? ¿98,6 kilómetros para llegar a casa de su amada? ¿98 pesetas y 6 céntimos para comprar el billete de avión? Un misterio digno de Iker Jiménez que tras más de cuatro décadas sigue sin resolverse.

Enrique Guzmán – 98.6




El cantante mexicano Enrique Guzmán es toda una leyenda del rock and roll cantado en español. Tras dejar a su grupo los Teen Tops a principios de los años 60, inició una carrera en solitario que abarcó miles de discos.

En 1968 también decidió realizar una versión en español del tema de Keith que incluyó en su Lp “Rosas y Arco Iris”. En esta ocasión el 98.6 pasó a ser el número del lugar donde vivía la chica a la que dedicaba la canción.

1910 Fruitgum Company – Indian Giver




Este grupo norteamericano de música chicle publico en 1968 este single cuyo título tiene una difícil traducción al castellano. Un “Indian giver” en inglés es alguien que te da algo pero que luego actúa como si lo que te ha dado fuera realmente suyo y te pide que se lo devuelvas.

En este caso la canción original trata sobre un chico al que la chica de turno le rompe el corazón y el entonces se lamenta de que ella es una “Indian giver” ya que la chica le dio su amor pero ahora le pide que se lo devuelva.

Una canción naif con una letra un poco sonrrojante pero con un indudable atractivo que funcionó muy bien en una época como eran los años 60 donde todo podía ser posible.

Los Pulpos – Indios y vaqueros




En 1969 el grupo mexicano los Pulpos realizó una muy buena versión en castellano del tema de los 1910 Fruitgum Company pero a la hora de traducir el título optaron por no complicarse la vida con perífrasis retóricas y tradujeron la canción como “Indios y vaqueros” cambiando obviamente todo el sentido a la canción original.

Raffaella Carra – Rumore




Un tema que sonó muchísimo por aquí en 1975 fue este “Rumore” de Raffaella Carra en el que la cantante nos contaba que escuchaba el ruido que hacía su corazón al latir cuando recordaba el pasado y quería volver atrás en el tiempo.

13 de Agosto – Rumores




Ese mismo año el grupo español 13 de agosto lanzó una versión en castellano para aprovechar el éxito de la canción italiana y, no sé si fue porque desconocían que “Rumore” en italiano quiere decir “Ruido” o porque consideraron que si eran fieles al texto original la canción no sonaría tan bien, decidieron titular a su versión en castellano "Rumores", cambiando una vez más para sorpresa y regocijo de muchos el sentido de la canción original.

Y para terminar, veamos el caso contrario que nos demuestra que no solo somos nosotros los que tergiversamos el sentido de las canciones originales cuando hacemos versiones a nuestro idioma.

Los Brincos – Mejor




Los Brincos fueron nuestros Beatles españoles, tuvieron una enorme popularidad en los años 60 y la canción “Mejor”, que se publicó en 1966, fue uno de sus primeros éxitos.

“Mejor” era un tema al más puro estilo “beat” pero con un toque español, como mandaban los cánones, en el que se mezclaban acordes de guitarra que recordaban al “Ticket to Ride” de los Beatles con un final que intentaba imitar al de “A Hard day´s Night” pero que terminaba sonando como “Yankee Doodle”.

The Bystanders – Make up your mind




El grupo inglés The Bystanders fascinado por esta amalgama de sonidos decidió realizar al año siguiente una versión en inglés de este tema que editó el sello Pye en Gran Bretaña como cara B de “Royal Blue Summer Sunshine Day”.

En lugar de mantener el titulo original español decidieron titularla “Make up your mind” (Decídete) y, al igual que en los ejemplos anteriores, la letra en inglés nada tenia que ver con la del tema original.

El single no tuvo ningún éxito en Gran Bretaña y años después algunos miembros de los Bystanders alcanzarían finalmente el reconocimiento merecido con el grupo Man.

2 comentarios:

  1. ¡Oh, qué bueno volver a escuchar a Los brincos!

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  2. Y lo que te da por pensar es si los que directa o indirectamente estaban en relación con estos desaguisados eran conscientes de ellos o no.

    Eso me recuerda al tema de la multitud de faltas de ortografía que podemos encontrar en cualquier rótulo o panfleto que esté escrito en catalán. Lo bueno del caso es que la gente paga por un carísimo rótulo de esos de los comercios,de las furgonetas, de los folletos publicitarios...y deben entregar los textos sin corrección, me imagino que confían en que los "profesionales" serán los encargados de arreglar lo que sea necesario. Y mira por dónde, nadie se molesta en hacerlo, de tal manera que las faltas se quedan allí in secula seculorum. Y lo más bueno es que el cliente se debe de ir la mar de satisfecho porque está clarísimo que no se le ocurre reclamarlo después.

    Y puestos a seguir pensando, me da por creer que igual muchas, pero muchas cosas cotidianas de las que nos rodean quizás funcionan de la misma manera que todos estos ejemplos de pifias, pero ni siquiera nos enteramos. Tal vez sea mejor así.

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